LA MUJER QUE CAMINA DELANTE DE MI
La mujer camina por delante de mí. El estrecho espacio nos obliga a ir en fila. Es de estatura mediana, más alta que baja. Bien proporcionadas sus hechuras bajo el abrigo entallado. El pelo suelto bien cuidado cae sobre el cuello del pulóver que queda oculto. Es un abrigo corto aguatado. Camina con paso firme y tranquilo casi impertérrito bajo la fina lluvia. Se diría que no tiene prisa por llegar a donde vaya. ¿Dónde irá? Yo voy al colegio. Ni ella ni yo llevamos paraguas.
No se inmuta ni cambia su ritmo al oír mis por otra parte silenciosas pisadas. Me llega el humo de su cigarro en vaharadas que la llovizna aplasta contra mi cara. Pienso qué tipo de mujer tiene que ser para seguir fumando a estas alturas, y además bajo la lluvia, caminando: o una perdularia atrapada por la droga insensatamente o una rebelde vital, consciente conspicua y valiente, pues mira que lo avisan, que es un riesgo real y mortal. Yo desistí hace mucho tiempo. Ahora me alegro. Me molesta el humo de los fumadores. No me gusta pero es mejor que oler uno de esos perfumes.
Camina un poco demasiado despacio para mi gusto o más bien no considero oportuno seguir mucho tiempo tras ella, algo que debe parecerle inquietante, aunque no se inmuta lo más mínimo ni altera su paso. Así que decido adelantarla, aprieto mi paso y enseguida puedo ver un escorzo de su cara, un bonito perfil, sus senos prominentes bajo el entallado abrigo. Prometedor. La supero ágilmente, y me coloco delante sin llevarme otra cosa de su visión que una porción de su cara, apenas un perfil de tres cuartos. Camino a buen ritmo tengo prisa por alejarme de ella, de su mirada, de su esrutamiento. Porque veo mi abrigo por atrás, mi rala nuca, mis cabellos cayendo y eso altera mi paso descompone mi figura altera mi braceo. Realmente es difícil permanecer inalterable, ¿qué clase de mujer será? ¿Qué clase de hombre soy yo? Aprieto el paso. Percibo la distancia. Me alejo.
0 comentarios